El Hombre Rana, presentó el pasado 23 de febrero su primer largo en la Sala Taboo, que lleva por título “La otra mitad”, y que supone la continuación de su primer EP, titulado “1/2”. Este cuarteto, que comenzó su andadura musical en el año 2006, se ha ido consolidando tocando en salas de referencia (donde se prodiga la música independiente de Madrid) como Siroco o Café La Palma. El abanico de influencias que presentan: rock y pop, toques funk, disco, punk e incluso bossa nova, surge como resultado de una larga trayectoria individual de cada uno de los miembros del grupo.
Como no podía ser de otra manera, el grupo brilló tal y como ha venido mostrando desde hace tiempo, con ese sonido propio muy potente y peculiar que les caracteriza y que recuerda a grupos desde Arcade Fire hasta el pop más pegadizo de los 80.
Tocaron un total de 15 canciones, entre las que se encontraban cuatro temas del primer EP (“Ásí aprenderás”, “María”, “El mundo al revés” y “Te estoy vigilando”), y nueve de los diez temas que componen el nuevo trabajo.
Al primer tema “Final de los tiempos”, fuerte y muy rítmico, le siguió “Estar fuera”, que brilló por el sonido del teclado, al que Angie dió luz. El cantante no paró de animar al público y la gente no paró de bailar.
En las canciones aparecen frases como: “y tu me preguntas, ¿hacia dónde vamos? No tengo ni idea, pero no te sueltes de mi mano”, “Todo tiende a continuar hasta que se acaba…” sin duda temas profundos que hacen reflexionar y tratan asuntos como la vida, el tiempo, el futuro, las relaciones, las formas de actuar o el resurgir. Transmiten un mensaje claro, equilibrando los sintetizadores y las guitarras, sobre el ritmo arrollador de la batería. Pero esto no fué todo, ya que se atrevieron con dos versiones “Tainted Love” y “Funky town”, una grata sorpresa que sin duda impresionó a todos e hizo que la sala vibrara más todavía.
Este grupo, que muestra una música más madura, sigue asombrándonos y fascinándonos con sus canciones: enérgicas y bailables, dramáticas e introspectivas, pero sin duda, siempre transfiriendo unidad y deleitando nuestros oídos.
Como no podía ser de otra manera, el grupo brilló tal y como ha venido mostrando desde hace tiempo, con ese sonido propio muy potente y peculiar que les caracteriza y que recuerda a grupos desde Arcade Fire hasta el pop más pegadizo de los 80.
Al primer tema “Final de los tiempos”, fuerte y muy rítmico, le siguió “Estar fuera”, que brilló por el sonido del teclado, al que Angie dió luz. El cantante no paró de animar al público y la gente no paró de bailar.
En las canciones aparecen frases como: “y tu me preguntas, ¿hacia dónde vamos? No tengo ni idea, pero no te sueltes de mi mano”, “Todo tiende a continuar hasta que se acaba…” sin duda temas profundos que hacen reflexionar y tratan asuntos como la vida, el tiempo, el futuro, las relaciones, las formas de actuar o el resurgir. Transmiten un mensaje claro, equilibrando los sintetizadores y las guitarras, sobre el ritmo arrollador de la batería. Pero esto no fué todo, ya que se atrevieron con dos versiones “Tainted Love” y “Funky town”, una grata sorpresa que sin duda impresionó a todos e hizo que la sala vibrara más todavía.
Este grupo, que muestra una música más madura, sigue asombrándonos y fascinándonos con sus canciones: enérgicas y bailables, dramáticas e introspectivas, pero sin duda, siempre transfiriendo unidad y deleitando nuestros oídos.
Yolanda Rodríguez González
Fotos: Laura De Tuñas
Fotos: Laura De Tuñas
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