“El
telón apunto de caer y estallan los aplausos en el palco”. Parece que la joven
gaditana que subía vídeos de sus covers a Youtube, predijo su futuro musical a
través de este verso de su sencillo “Nana Noir”, tema que compuso cuando tan
sólo era una chica asustada por el bullicio de un Madrid demasiado grande y
frío para ella.
Tras su primer EP, “Lapislázuli” (2011)
compuesto por cinco temas grabados y producidos con la colaboración de Román
Méndez y su segundo trabajo “Rollitos de primavera” (2012), llega su nuevo
proyecto, “La Mansión de los espejos” (Audiomatic, 2014)arreglado y producido por Toni Brunet, músico de confianza que ha
tocado con ella en diversas ocasiones.
Boza decidió, tras un tiempo fuera del panorama musical, lanzar una campaña
de crowdfounding, con el objetivo de conseguir una financiación de 10.000 euros
para su futuro trabajo. “No tengo un plan, pero tengo un sueño. Hacer lo que lo
quiero, como yo quiero” – afirmaba la gaditana en el vídeo de presentación de
su proyecto. Y en tan sólo ocho horas de un día de mayo, sus mecenas ya habían
reunido el dinero necesario para hacer ese sueño realidad.
“La Mansión de los Espejos”, muestra la evolución de la cantautora,
manteniendo la sencillez y dulzura que desprende su estilo original, donde se
respiran sus letras más metafóricas e introspectivas. El disco abre con el tema que bautiza el
nombre del álbum, haciendo sonar un punteo pegadizo que recuerda bastante a la
línea musical que siguió en su gira “Carretera y Manta” junto a Patricia Lázaro y Road Ramos. Arropada por una percusión
a manos de Martín Bruhn y ritmos de bajo
creados por Laura Gómez Palma, Carmen nos muestra su lado más inquieto y
sensual, a través de temas como “Culpa y Castigo”. Las canciones “No me
parezco”, “El Mayordomo” y “Señales” recuerdan rabiosamente al estilo más
puramente Boza. La joven ha reeditado antiguos trabajos y los ha mejorado, como
son “Octubre”, “El ejército” y “Nana Noir”. También se incluyen dos bonustrack,
“Desconocidos” y “Amante Religiosa”, un par de clásicos rescatados de esos
vídeos caseros en los que la joven salía en un columpio infantil dando
vueltas y haciendo sonar guitarra y voz, y que, a pesar de la mala calidad del
sonido, consiguió emocionar a sus cientos de personas. “Señales”, “Mi Do Menor”
y “Fieras” resultan las piezas con más garra y sonido rebelde del trabajo. Este
último tema evoca a su famosa canción “De lirios y de éxtasis”, aunque, esta
vez, Carmen apuesta por un efecto distorsionado que le da un toque diferente a
lo que conocíamos hasta ahora.
Como dijo aquel gran cantautor Jorge Drexler, “una
canción me trajo hasta aquí”. La chica del moño desenfadado que entonaba frente
a una webcam dejándose los dedos sobre las cuerdas de su guitarra, ha vuelto.
Para que escuchemos, amemos, reproduzcamos, desgastemos, memoricemos y
escudriñemos su música. Para que a todos nos cambie la vida un poco, aunque
sólo sea durante los tres minutos que dura una canción.
Se llama Boza y hace canciones. Yo que sé.
Ana Romero Fernández
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