viernes, 11 de diciembre de 2015

#Crónica: THEGRANCAFEST 2015

Cuando alguien decide embarcarse en la aventura que supone abrir una sala de conciertos, la música en directo invade sueños de noches interminables. Pero según está el panorama musical actual, la probabilidad de que se quede en eso, en simples sueños, es cada día mayor. Por suerte, El Gran Café de León, ha sobrevivido entre viento y marea a tempestades de crisis. Año tras año se ha sabido abastecer con una gran variedad de conciertos de todos los estilos, haciendo que la agenda cultural de la ciudad nunca se quedase vacía desde que en octubre de 1990 abriera sus puertas.

Durante 25 años, con todas sus noches, nos ha cobijado en brazos de los mejores directos nacionales e internacionales y cómo no, esa calidad a la hora de sumar había que celebrarla por todo lo alto. ¿De qué manera se celebra un evento de tal envergadura? No podría se de otra que con más música en directo; y de ahí nació THE GRANCAFESTTras meses de trabajo, Guillermo Mateo consiguió crear un festival delicatessen a la altura de las circunstancias. Sin dejarse llevar por tópicos y nombres ‘llena salas’ previsibles, apostó por nuevos grupos emergentes que acompañaron a los grandes cabeza de cartel. Un cartel que valdrá mas aún con el paso de los años, un cartel que cuando lo vean las próximas generaciones les podremos decir: "Si, yo estuve allí". Sin duda, los dos adjetivos que mejor describirían lo que vivimos los días 20 y 21 de noviembre son: Calidad y Personalidad.


VIERNES

Eran las 21:45 cuando los primeros acordes sonaron en Espacio Vías. Los encargados de dar el pistoletazo de salida fueron Incolora, que sin cohibirse ni un mínimo por el escenario, por la expectación o por su corto bagaje musical, actuaron e interactuaron como si llevasen toda la vida en ello. Tocaron canciones propias entre las que supieron intercalar nombres más sonados como Zenttric, Lori Meyer, Supersubmarina, Antonio Vega, y mis venerados Dinero. David, Adrián, Víctor y Gabriel nos aportaron una hora de música indie-rock que sirvió para demostrar que en León hay cantera musical, para calentar el ambiente invernal de la ciudad y para abrir las puertas del camino ácido por el que llegaba el siguiente grupo.

Un pequeño descanso correspondiente al cambio de escenografía efímera musical, acompañado de la hidratación de cuerpos y mentes en la barra de bar, hicieron llegar el momento esperado por todos los que nos habíamos adentrado en los motores del ‘vías’. Ángel Stanich en escena, acompañado de su guitarra y al ritmo de sus botas, avanzaba solitario con los primeros acordes de Amanecer caníbal, mientras el resto de la banda poco a poco se colocaba en sus posiciones. Alex Izquierdo al bajo, Lete G. a la batería y Víctor L. Pescador a la guitarra fueron dándole cuerpo al tema hasta llegar a ese punto country-rock que se acopla a la perfección con Mojo. Pero entre medias, El Menor. Algunos lo consideraron nuevo e inédito, pero lo cierto es que llevan años paseándolo por escenarios y que lo recuperasen para nosotros fue un goce total, tanto mío como de los mas fieles seguidores. Un inicio intenso que se volvió relajado, seductor e insinuante con Mis trueno ‘89, El cruce, ChinaskiCamino ácido. Solo Ángel, la Stanich band y Jave Ryjlen, que les acompañaba entre bambalinas y salió para la ocasión, pueden encajar en una etiqueta de indie-folk el rap del Whitout me de Eminem a ritmos de casi soul y quedar como auténticos dioses del lugar.

Después de tal bomba en medio del ‘camino’, silencio, oscuridad y un trio de ases: La noche del coyote junto Jesús levitante y El outsider. Canciones que empieza ‘chiquiticas’ pero que van creciendo con ritmos majestuosos y danzas tribales hipnotizadoras que desempolvan las voces de quien las corea y que conquistan a los recién llegados al ‘Stanich world’. Dónovan sonó en voz de Ángel y Carbura nos anunció un posible final. Con el Sr. Trueno entre sus filas, los Stanich se despedían emotivamente carburando con la ciudad que hacía unos meses había colgado el cartel de ‘sold out’ a la puerta de su concierto en El Gran Café. Gracias a ello, los volvíamos a tener entre nosotros y como era evidente, no podían irse sin disparar sus mejores balas en forma de bises.

Alex, Víctor, Lete y Jave convirtieron el escenario en un local country y cuando Ángel reaparece para poner voz a Mezcalito se encuentra con una sala repleta de saltos desordenados y vasos vacíos, prueba de que la noche hacía ya un buen rato que había entrado en calor. Con la cautivadora versión de El Río ‘del Ríos’, y los ‘Siris’ que la acompañan de fondo, presentaba a la banda y dejaba el tiro sobrante en bandeja. Metralleta Joe fue el encargado de poner punto final al concierto con un derroche de energía que llevó al mesías cántabro a bajarse del ring y compartir los últimos saltos y acordes con las primeras filas. Sin perder su aura bohemia y parcialmente escondido tras la barbara y los rizos locos que se mueven siempre a su son, fue cercano con el público, al que regaló humor entre temas, rock y monólogos.

Puede que no sean tan ermitaños, misteriosos y enigmáticos como se dice. Puede que simplemente no se dejen llevar por el mundo mediático, ni sigan corrientes ni modas. Son una banda cargada de personalidad propia que hacen música para disfrutarla entre sudor y compases sobre los escenarios. Está claro que en cada una de sus actuaciones nos demuestran que no es lo mismo escuchar el vinilo de Ángel Stanich en la tranquilidad de una tarde de domingo, que acudir a uno de sus conciertos donde sus historias en canciones cobran la vida que oculta esa voz única de Ángel, gracias al trabajo musical de una banda impecable.



Tanto por el pequeño retraso de la hora de los primeros conciertos, como por el cambio de sala que hizo que nos entretuviésemos ‘un poco’ entre los vinos y pinchos del camino ácido que llevábamos recorriendo desde primera hora de la jornada, llegamos al Gran Café cuando Noise Nebula ya estaban dándolo todo sobre el terreno de juego. Cinco jóvenes músicos con instrumentos y demás material ‘conciertil’ se debatían entre el espacio y la comodidad para tocar dentro de un escenario que, en esta ocasión, se les quedó escaso. Pero a pesar de ello, su sonido no se vio empequeñecido.

Aunque puedas escuchar su música en diferentes plataformas online, las producciones que tienen hasta el momento, no hacen justicia a la batalla que estos chicos libran en los directos. Un estilo muy instrumental que tres guitarras eléctricas puntean sobre una marcada linea de ritmos de bajo y batería, dan cuerpo a esa música de garaje americana surgida a finales de los 80’.

No solo tocaron temas de su Ep Hiberna, también nos hicieron participes de las canciones que grabaron en Seattle gracias a ‘Converse Rubber Tracks' de la mano de Bryan Pugh, y que estarán incluidas en su próximo Lp. Al más puro estilo Nirvana o Jesus and the Mary Chain, el grupo underground madrileño llenó la sala de música grunge con toques surferos construyendo un sonido propio alejado de cánones y etiquetas a las que la música del momento nos tiene acostumbrados.


A continuación, para aquellos cuyas ganas de fiesta son infinitas, los dj’s siguieron con música hasta que los cuerpos pidieron tregua. El primer día del GRANCAFEST llegó a su fin, y lo mejor era que al día siguiente habría más.


SÁBADO

El vermú musical es algo que nos encanta a los que frecuentamos festivales castellanos y cómo no, en León, lo tuvimos. Eran las 15:30 del sábado en El Gran Café y un propio café humeante al lado de los instrumentos expectantes hacían entrar en calor al escaso público que se encontraba allí a esa hora. Cuando Complejo de Electra hizo acto de presencia y vio que el frío que hacía caer los primeros copos en las cumbres de la provincia había congelado las ganas de música de los ausentes, el vocalista no dudó en colgarse la guitarra y salir a la calle a marcarse una ‘versionaza’ de Lucha de gigantes. Si hay maneras de despertar interés entre transeúntes melómanos, está claro que una de Antonio Vega nunca va a pasar desapercibida, y si es interpretada por una voz como la de Dani, hasta las gárgolas de la catedral se paran a escuchar. La táctica funcionó, volvimos más de los que habíamos salido y pudimos disfrutar de hora y media de música en directo proporcionada por el grupo madrileño que visitaba por primera vez la ciudad.
No éramos muchos al principio, pero poco a poco iban entrando curiosos atraídos por la música que salía de su puerta, por un indie-rock sensacional y atractivo con pinceladas pop, apto para todos los públicos. Todos los que allí terminamos nos deleitamos al máximo tanto con las versiones como con los temas de su disco ‘Antidisney’ y su recién estrenado (justo el día antes) ep ‘Sr. Peel’. Porque Dani, Eduardo, Roberto, Txatxe, Rubén y Antonio son una banda redonda, uno de esos grupos que gustan a la primera escucha, de los que no dudas en repetir concierto si ya los conoces y de los que buscas sus canciones si son nuevos para ti, llegándolas a introducir en la banda sonora de tu vida.

Cuando Cara B sentenció el fin, los Djs al pié del cañón no dieron tregua para aquellos que habían entrado a darlo todo. Música, vermú, vino de la tierra y Complejo de Electra. Una muy buena combinación para la sobremesa del sábado.


De nuevo en Espacio vías, y con una extraña sensación de final, un grupo hacía acto de presencia sobre el escenario a las 22:45. “Son cuatro las razones que nos citan hoy aquí: La primera, estar con todos vosotros; la segunda, disfrutar de la música; la tercera: hacer rock sexy y tranquilo; y la cuarta dar un beso enorme a Ferrán, que da su último concierto con nosotros”. Esas fueron las palabras que Gonçal pronunciaba antes de izar las velas del barco de Mi Capitán. Subidos en su rock canalla, recorrieron todos y cada uno de los temas de ‘Drenad el sena’, su único disco, y sin abandonar la lujuria y el desenfreno, levantaron el vuelo de la acidez cósmica.

Lo vivido de allí en adelante entre las 4 paredes acristaladas del recinto, fue un auténtico striptease musical. Una voz ‘sexyrrona’ desnudó nuestras almas poco a poco entre canciones con una seducción, un morbo enérgico y un canallismo que dejó la sala entregada a su merced. Lo dieron todo por el camino oscuro que les gusta, por el camino que ahora a nosotros también nos gusta; y de ese modo nos ganaron la batalla. Después de un pequeño descanso ‘para piti’ que pactaron con el público a cambio de dos temas más, anunciaron que ese de verdad era el final, que no tenían más canciones en su repertorio (y lo podíamos comprobar en su disco). Insinuaron que estaban abiertos a invitaciones pervertidas al lado del merchan después del bolo; y Acaba con él culminó el acto, SU ACTO.
 

Aquella tarde en la que Gonçal Planas, Ricky Falkner, Ferrán Pontón. Julián Saldarriaga, Ricky Lavado, Dani Ferrer y Víctor Valiente decidieron crear Es suave la voz, sin darse cuenta, crearon un auténtico ‘dream team’ catalán. Y es que Mi capitán es el grupo de grupos formado por miembros honoríficos del circuito indie barcelonés, pertenecientes a Love of Lesbian, Egon soda y Standstill. Una banda que antes de pisar los escenarios ya tenían el éxito asegurado y eso es lo que han comprobado y lo que están cosechando sin a penas sembrarlo.


Al igual que el día anterior, el camino hacia El Gran Café se nos complicó de buena manera con la gastronomía local del Barrio Romántico; pero esta vez, llegamos a tiempo para la actuación final, la guinda del pastel, el momento esperado por mi y muchos de los que creemos que estos leoneses tienen una clarísima proyección de futuro. Llegó el turno de Pure (pjʊə).

Cuatro jóvenes que cuando se suben al escenario crean algo especial e indescriptible. Una banda moderna de rock fresco que se acerca al punk y a lo melódico, que transforma en suya cada versión y que puede tocar todos los registros alcanzables en un mismo concierto. Una música desordenada pero a la vez coherente en su conjunto. Melodías trabajadas que empastan con unas bases marcadas pero a la vez capaces de improvisarse. Cadencias, cambios de ritmos, y una voz exclusiva que nos puede llegar a recordar desde Daugther en ‘Re. Go. Birth.’ hasta Mürfila en Otero.  

Los leoneses nos regalaron casi dos horas de calidad musical y dieron paso a la fiesta Jägermeister que tuvo lugar en la plantas superior del local. Con la pinchada de Pequeña Agenda Cultural, que se volvía a juntar para el evento, el festival iba apurando sus horas entre chupitos, fotos, pegatinas del ciervo naranja y bailes de las mejores canciones del indie actual.


Después de haber visto el ‘café cumpleañero’ lleno como nunca en sus 25 años de historia, tanto los que lo hicieron posible como los que lo vivimos al 100%, ya tenemos la vista puesta la siguiente edición esperando un #TheGrancafest2.0 con la misma cualidad y calidad que la edición inaugural 2015.

Y para finalizar solo me quedan cuatro cosas por decir:

   · Suerte a los grupos emergentes que acaban de despegar
   · Eternidad para los pasos del camino ácido
   · ¡Oh, Capitán!, Mi capitán   
   · Larga vida a la música, larga vida a EL GRAN CAFÉ.



Todas las fotos aquí: The Grancafest

Por Mélani Morán (mel_mc888).

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