Ayer, un miércoles cualquiera, el Teatre Juventut se llenó casi al completo de gente joven expectante para recibir a un grande del panorama musical. No era un día habitual para un concierto y puede que esto fuera una forma de adelantar que el concierto tampoco lo sería. En un ambiente con una especie de humo flotando en el aire que convertía el teatro en un escena propia de una película de intriga, se podía ver al fondo un escenario casi vacío con a penas un piano y un par de amplificadores con sus respectivas guitarras preparadas.
La cita era a las 21h. y con un retraso de algo más de 10 minutos subió al escenario un hombre con pelo largo y barba únicamente acompañado de su guitarra. Andrés Suárez se presentó y tras confesar que estaba algo “acojonado” por la magnitud del evento empezó con su parte. Tocó tres canciones de su nuevo disco que salía ese mismo día a la venta “Cuando vuelva la marea”. El público, a diferencia de lo que ocurre otras veces con los teloneros, apoyó al cantautor y le ovacionó al terminar cada una de las canciones que interpretó. He de decir que nunca había visto a tanta gente callada durante tanto tiempo, y es que enmudecieron en cuanto escucharon la primera nota salir de la garganta de Andrés. Al concluir su actuación, con un final digno de admirar, agradeció por enésima vez a Iván Ferreiro la oportunidad que le brindó y se marchó entre aplausos.
Aproximadamente 20 minutos después, aparece con una copa de vino tinto en la mano el esperado Iván Ferreiro que se sienta al piano y abre el concierto con Inerte, una de las canciones de su nuevo disco grabado en directo, “Confesiones de un artista de mierda”.
En la siguiente canción (Me toca tirar) salen a escena Amaro Ferreiro y Emilio Saiz a las guitarras para completar el trío. Una formación un tanto extraña con dos guitarras, un piano y carente de bajo y percusión.
En este momento Iván se dirige a su público, se interesa por el estado del mismo y asumiendo estar totalmente immerso en su música continúa con Paraisos perdidos y completa una primera etapa de doce canciones que se suceden la una a la otra sin descanso. La Jetee, Extrema pobreza, Cuidadano A, Fahrenheit 451, Canciones para el tiempo y la distancia, Toda la verdad, Tristeza, Santa adrenalina y Furia paranoica.
A estas alturas yo ya echaba de menos una batería o algún tipo de percusión que rellenara los espacios vacíos y aunque al resto de personas parecía no importarles, quizás con alguien marcando el ritmo, los espectadores hubieran participado algo más en el show. También es verdad que estábamos en un teatro y, aún así, en Ciudadano A y Toda la verdad hubo una revolución y se escucharon algunas voces valientes entre el silencio de la grada.
En la siguiente canción (Me toca tirar) salen a escena Amaro Ferreiro y Emilio Saiz a las guitarras para completar el trío. Una formación un tanto extraña con dos guitarras, un piano y carente de bajo y percusión.
En este momento Iván se dirige a su público, se interesa por el estado del mismo y asumiendo estar totalmente immerso en su música continúa con Paraisos perdidos y completa una primera etapa de doce canciones que se suceden la una a la otra sin descanso. La Jetee, Extrema pobreza, Cuidadano A, Fahrenheit 451, Canciones para el tiempo y la distancia, Toda la verdad, Tristeza, Santa adrenalina y Furia paranoica.
A estas alturas yo ya echaba de menos una batería o algún tipo de percusión que rellenara los espacios vacíos y aunque al resto de personas parecía no importarles, quizás con alguien marcando el ritmo, los espectadores hubieran participado algo más en el show. También es verdad que estábamos en un teatro y, aún así, en Ciudadano A y Toda la verdad hubo una revolución y se escucharon algunas voces valientes entre el silencio de la grada.
Después de un pequeño descanso de 2 o 3 minutos vuelve al piano para llevar a cabo la parte más íntima de la noche y con su característica voz abrigada sólo por los acordes de un piano y los gestos de interpretación propios de alguien que está sintiendo cada una de las sílabas que canta deleitarnos con 6 canciones más. Empezando con una versión de Love of Lesbian, 1999 y siguiendo con tres mitos de su anterior grupo (Los Piratas) M, Años 80 y Promesas que no valen nada para terminar con Rocco Sigfredi y Relamida.
Afrontamos la recta final del concierto y nada mejor para empezar que sorprender al teatro con un dúo de los hermanos Ferreiro (SPNB). Y si esto había soprendido, aún nos soprendimos más cuando aparecieron dos de los excomponentes de Elefantes (Shuarma y Julio Cascán al bajo) para acompañar al trío en la canción El viaje de Chihiro.
Tras la marcha de los invitados se recurre una vez más a la formación habitual del concierto para terminar con las (en teoría) últimas cuatro canciones. N.Y.C, Turnedo, Días azules y Piensa en frío.
Transcurridas casi dos horas, Iván invita a su amigo Santi Balmes (cantante de Love of Lesbian) y termina la noche con El equilibrio es imposible, incluida en el disco “Confesiones de un artista de mierda”.
Tras la marcha de los invitados se recurre una vez más a la formación habitual del concierto para terminar con las (en teoría) últimas cuatro canciones. N.Y.C, Turnedo, Días azules y Piensa en frío.
Transcurridas casi dos horas, Iván invita a su amigo Santi Balmes (cantante de Love of Lesbian) y termina la noche con El equilibrio es imposible, incluida en el disco “Confesiones de un artista de mierda”.
Castro.
Fotos por Nuria Muñoz (@thesnowwhite_).
Más vídeos del concierto en www.youtube.com/user/somosamarillo
Más fotos del concierto en www.flickr.com/photos/somosamarilloelectrico
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