31.01.14 Sidecar, Barcelona
Es viernes, son las 22h y
llego a la puerta de Sidecar, hasta aquí todo normal, hace mucho tiempo que
paso mis fines de semana en esta sala de Barcelona. El factor diferenciador de
la noche es que estoy hecha un flan, no todos los días puedes ver a uno de tus
grupos más en forma del panorama español, versionando uno de los discos que más
has escuchado durante tu adolescencia.
Pero volvamos al principio,
antes de explicaros las sensaciones vividas en una abarrotada Sidecar, voy a
intentar poneros en antecedentes. Imaginaros a una banda en su furgoneta,
acaban de dar un concierto, van camino de otro y suena en la radio algo de
Smashing Pumpkins. En ese momento, alguien dice algo parecido a “hace 20 años que salió Siamese Dream” y
se inicia una conversación del tipo “qué
tiempos aquellos cuando éramos jóvenes” y, de repente, entre risas surge la
pregunta “oye ¿por qué no lo hacemos
entero en directo?”
Así, de esa forma tan simple,
surge para Havalina la idea de hacer un concierto homenaje al disco Siamese Dream de Smashing
Pumpkins. En principio, este
acontecimiento sólo iba a tener lugar en Madrid, pero un día saltó la noticia,
¡lo iban a repetir también en Barcelona!
Y allí estábamos, dos meses
después de ese concierto en Madrid, esperando que los tres miembros de
Havalina, acompañados para la ocasión de Charlie Bautista, saltaran al
escenario para hacernos disfrutar todas y cada una de las notas, demostrando
que, pese a los comentarios que se hicieron inicialmente, la versión puede ser
tan buena como la original y si se tiene talento, ilusión y se hacen las cosas
a gusto, la noche no puede ser otra cosas que un éxito absoluto.
Como se esperaba, tocaron todo el disco en el mismo orden que el original,
por eso, todos volvimos a nuestra infancia desde el primer momento, cuando el
redoble de “Cherub Rock” empezaba a
sonar. Pronto se le unían las guitarras de Batista y Cabezalí, haciendo que más
de uno rozara el orgasmo. Le siguen “Quiet”
y “Today”, una de las más esperadas y
coreada, como si de un karaoke se tratara, por los asistentes. Una reacción que
causó las primeras sonrisas y miradas cómplices entre los músicos.
La noche avanzaba, y ante la forma de tocar la batería en “Soma” y “Geek U.S.A.” sólo puedo sentir pena por los que no estuvisteis allí para disfrutarla. Me gustaría utilizar palabras bonitas o artísticas para explicaros esa sensación, pero como ya os he dicho, esa noche sufrí una regresión a la adolescencia y sólo escribí dos palabras al respecto en mis notas “qué burrada”.
Hubo muchos momentos memorables, momentos en los que cerrábamos los ojos y
nos encontrábamos en plenos años noventa, con nuestros amigos hablando, riendo
y escuchando música en el parque. Y por lo visto, esa era una costumbre
bastante extendida en aquel tiempo, porque cuando Cabezalí nos regaló una
sencilla, aunque maravillosa, “Disarm”
acompañado sólo con su guitarra, eso fue exactamente lo que dijo “no nos poníamos de acuerdo con los arreglos,
así que la voy a tocar como lo hacía en el parque”.
El público respondió en todo momento, estábamos donde queríamos, pero no fue hasta “Silverfuck” donde la sala enloqueció, saltos, cabezas que se movían al ritmo que nos marcaba el bombo, amagos de pogos entre los más entregados… una locura!
Así, después de casi dos horas de disfrute, y con la sorpresa de “Porcelina of the vast oceans” el homenaje acabó. Pero los recuerdos permanecerán en nuestras memorias, ya que no todos los días puedes disfrutar de un conciertazo de esta magnitud. Como ya comenté por Twitter, nada más salir de la sala, después de lo que hizo Havalina en Sidecar, yo ya puedo morirme y encima lo haría feliz, muy feliz!
El público respondió en todo momento, estábamos donde queríamos, pero no fue hasta “Silverfuck” donde la sala enloqueció, saltos, cabezas que se movían al ritmo que nos marcaba el bombo, amagos de pogos entre los más entregados… una locura!
Así, después de casi dos horas de disfrute, y con la sorpresa de “Porcelina of the vast oceans” el homenaje acabó. Pero los recuerdos permanecerán en nuestras memorias, ya que no todos los días puedes disfrutar de un conciertazo de esta magnitud. Como ya comenté por Twitter, nada más salir de la sala, después de lo que hizo Havalina en Sidecar, yo ya puedo morirme y encima lo haría feliz, muy feliz!
Nos vemos en las salas!
Lucía
@ARasDSuelo
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